Constantemente nos encontramos en un desafío con nosotras mismas, al no satisfacer las expectativas propias o ajenas, tenemos temor a no encajar con las descripciones de los demás, a no estar a la altura de nuestro “yo” idealizado, temor a los puntos de vista de otras personas, a nosotras mismas y a los demás.

Así que empezamos desde allí, a transmitir un estilo de vida despojado de ruidos externos, empezamos a conectarnos con nosotras mismas, para aceptar lo que somos con lo que tenemos.

Cuando buscamos paz interior logramos ver con claridad nuestra esencia y nuestro propósito. El estado de serenidad hace la visión más libre y más intensa, transformando nuestras vidas para vivir en calma y en equilibrio.